Los niños y el divorcio
Hoy en día uno de cada dos matrimonios termina en divorcio y muchas de
las parejas divorciadas tienen niños. Los padres que se están
divorciando a menudo se preocupan acerca del efecto que el divorcio
tendrá en sus hijos. Durante este período difícil, los padres se
preocupan principalmente por sus propios problemas, pero a la vez están
conscientes de que son ellos las personas más importantes en la vida de
sus hijos.
Mientras los padres bien pueden sentirse o desconsolados o contentos
por su divorcio, invariablemente los niños se sienten asustados y
confundidos por la amenaza a su seguridad personal. Algunos padres se
sienten tan heridos o abrumados por el divorcio que buscan la ayuda y el
consuelo de sus hijos. El divorcio puede ser malinterpretado por los
niños a no ser que los padres les digan lo que les está pasando, cómo
les afecta a ellos y cuál será su suerte.
Los niños con frecuencia creen que son la causa del conflicto entre
su padre y su madre. Muchos niños asumen la responsabilidad de
reconciliar a sus padres y algunas veces se sacrifican a sí mismos en el
proceso. En la pérdida traumática de uno o de ambos padres debido al
divorcio, los niños pueden volverse vulnerables tanto a enfermedades
físicas como mentales. Con mucho cuidado y atención, sin embargo, una
familia puede hacer uso de su fortaleza o de sus factores positivos
durante el divorcio, ayudando así a los niños a tratar de manera
constructiva con la solución al conflicto de sus padres.
Los padres deben percatarse de las señales de estrés persistentes en
su hijo o en sus hijos. Los niños pequeños pueden reaccionar al divorcio
poniéndose más agresivos, recusándose a cooperar o retrayéndose en sí
mismos. Los niños mayores pueden sentir mucha tristeza o experimentar un
sentimiento de pérdida. Los problemas de comportamiento son muy comunes
entre estos niños y su trabajo en la escuela puede afectarse
negativamente. Ya sea como adolescentes o como adultos, los hijos de
parejas divorciadas a menudo tienen problemas en sus relaciones y con su
autoestima.
Los niños tendrán menos problemas si saben que su mamá y su papá
continuarán actuando como padres y que ellos los seguirán ayudando aún
cuando el matrimonio se termine y el padre y la madre no vivan juntos.
Las disputas prolongadas acerca de la custodia de los hijos o la
coerción a los niños para que se pongan de parte del papá o de la mamá
les pueden hacer mucho daño a los hijos y pueden acrecentar el daño que
les hace el divorcio. Las investigaciones demuestran que los niños se
desarrollan mejor cuando los padres tienen la capacidad de cooperar para
su bienestar.
La obligación continuada de los padres por lograr el bienestar de los
hijos es vital. Si el niño muestra indicios de estrés, los padres deben
consultar con su médico de familia o con el pediatra para que los
refiera a un psiquiatra de niños y adolescentes para hacerle una
evaluación y darle tratamiento. Además, el psiquiatra de niños y
adolescentes puede reunirse con los padres para ayudar a la familia para
que aprenda a minimizar el estrés. La psicoterapia para los niños de una
pareja divorciada y para los padres divorciados puede ser de gran
beneficio.(Revisado 8/98)
El niño con ansiedad
Todos los niños sienten ansiedad. Es de esperarse y es normal que
todo niño se sienta ansioso en ciertos momentos específicos de su
desarrollo. Por ejemplo, entre los 8 meses y la edad pre-escolar, los
niños saludables pueden mostrar angustia (ansiedad) intensa cuando se
separan de sus padres o de otros seres queridos. Los niños pueden tener
temores de corta duración, (como el miedo a la oscuridad, las tormentas,
los animales o las personas desconocidas). Sin embargo, si las
ansiedades se vuelven severas y comienzan a interferir con las
actividades diarias de la infancia, tales como el separarse de los
padres, asistir a la escuela y hacer amigos, los padres deben considerar
solicitar una evaluación y asesoramiento por un siquiatra de niños y
adolescentes.
Un tipo de ansiedad que puede necesitar tratamiento se conoce como
ansiedad por la separación. Ella incluye:
- pensamientos constantes y miedo por su propia seguridad y por la
de sus padres
- negarse a asistir a la escuela
- quejas frecuentes de dolores de estómago y de otros malestares
físicos
- preocupaciones exageradas acerca de dormir fuera de su hogar
- estar demasiado apegado a sus padres
- rabietas y pánico al momento de separarse de sus padres
- problemas al dormir o pesadillas.
Otro tipo de ansiedad (fobia) es cuando el niño le tiene miedo a
ciertas cosas específicas, tales como perros, insectos o agujas y esos
temores le causan angustia significativa.
A algunos niños ansiosos les da miedo conocer o hablar con las
personas que no conocen. Los niños con esta dificultad suelen tener muy
pocos amigos fuera de la familia. Otros niños con ansiedad severa pueden
tener:
- muchas preocupaciones sobre cosas antes de que algo suceda
- preocupaciones constantes sobre su funcionamiento en la escuela,
con los amigos o en los deportes
- pensamientos y acciones repetitivas (obsesiones)
- temor de avergonzarse o cometer errores
- baja autoestima.
Los niños ansiosos se ponen tensos y tiesos. Algunos puden buscar
reafirmación constante y sus preocupaciones pueden interferir con sus
actividades. Ya que los niños ansiosos pueden también ser niños quietos,
conformistas y deseosos de complacer, es muy fácil no darse cuenta de
sus dificultades. Los padres deben de estar alerta a los síntomas de
ansiedad severa para que ellos puedan intervenir a la mayor brevedad
posible y así evitar las complicaciones. Es muy importante que no se
descarten los temores de un niño.
Si usted está preocupado porque su niño tiene dificultades debido a
la ansiedad, debe de consultar a un siquiatra de niños y adolescentes u
a otro profesional de la salud calificado. Los problemas de ansiedad
severa en los niños se pueden tratar. El tratamiento a tiempo puede
prevenir dificultades futuras, tales como la pérdida de amistades, el
fracaso en lograr su potencial social y escolar y los sentimientos de
baja autoestima. Los tratamientos pueden incluir una combinación de lo
siguiente: sicoterapia individual, terapia familiar, medicamentos,
tratamientos del comportamiento y consultas con el personal de la
escuela.(Revisado 12/00)
Adolescentes con trastornos de alimentación
Comer demasiado como resultado del estrés, los
malos hábitos de nutrición y las comidas de moda son problemas
alimenticios comunes entre los jóvenes. Además, hay dos desórdenes
psiquiátricos de la alimentación, la bulimia y la anorexia nervosa, los
cuales están en aumento entre las muchachas adolescentes y mujeres
jóvenes y que a menudo se da en la familia. En los Estados Unidos, 10 de
cada 100 mujeres jóvenes sufren de un desorden de la alimentación.
También se da en muchachos, pero es menos frecuente. El psiquiatra de
niños y adolescentes está entrenado para evaluar, diagnosticar y dar
tratamiento para estos desórdenes psiquiátricos caracterizados por el
obsesión con la comida y la distorsión de la imagen del cuerpo.
Los padres preguntan a menudo cómo se pueden reconocer los síntomas
de la anorexia nervosa y de la bulimia. El hecho es que muchos
adolescentes pueden ocultar a sus familias por meses o aun por años
estos desórdenes de posibles consecuencias serias o fatales.
Los padres tienen que estar alerta a varios síntomas e indicios de
peligro de la anorexia nervosa y de la bulimia:
La adolescente con anorexia nervosa
es típicamente una perfeccionista que saca muy buenas calificaciones
en la escuela. Al mismo tiempo, se subestima, cree irracionalmente
que está gruesa aun cuando pierde mucho peso y se pone muy delgada. La
adolescente con anorexia nervosa necesita desesperadamente sentirse en
control de su propia vida y cree estar en control solamente cuando le
dice Ano@ a la demanda por la comida que necesita su cuerpo. En su
deseo de adelgazar, la joven en verdad se está matando debido a su
régimen de hambre. Esto llega al punto de hacerle un daño muy serio a
su cuerpo y en ocasiones hasta puede llevarla a la muerte.
- Los síntomas de la bulimia son diferentes a los de la
anorexia nervosa. La paciente ingiere grandes cantidades de comida de
altas calorías y luego se purga de estas calorías haciéndose
vomitar y a menudo usando laxantes.
Los
adolescentes con desórdenes de la alimentación,
Información para la
familia No. 2
Estas "comelatas" pueden alternarse con dietas
extremas que resultan en fluctuaciones de peso dramáticas. Las
adolescentes tratan de ocultar las vomiteras haciendo correr el agua
mientras están encerradas en el baño. Las purgas de la bulimia presentan
un peligro muy serio a la salud física del paciente, incluyendo la
deshidratación, el desequilibrio hormonal, el agotamiento de minerales
importantes y el daño a los órganos vitales.
Con el tratamiento comprensivo adecuado, a muchas adolescentes se les
puede ayudar a eliminar estos síntomas o a controlar estos desórdenes.
El tratamiento para los desórdenes de la alimentación usualmente
requiere de un tratamiento en equipo; incluyendo la terapia individual,
la terapia de familia, el trabajo con el médico primario, el trabajo con
un nutricionista y los medicamentos. Muchas adolescentes sufren de otros
problemas; incluyendo la depresión, la ansiedad y el abuso de
substancias. Es importante el que se reconozcan estos problemas y se les
de el tratamiento apropiado.
Las investigaciones demuestran que la identificación y el tratamiento
a tiempo tienen resultados favorables. Los padres que notan estos
síntomas de anorexia o de bulimia en sus adolescentes deben de pedirle
al médico de familia o al pediatra que los refiera a un psiquiatra de
niños y adolescentes que se especialice en el tratamiento de estos
desórdenes y que pueda coordinar el equipo de tratamiento.(Revisado
8/98)
Los niños con problemas para dormir
Muchos niños tienen problemas mientras duermen. Algunos ejemplos
incluyen:
- Despertarse frecuentemente durante la noche.
- Hablar mientras duermen.
- Dificultad en dormirse.
- Despertarse llorando.
- Tener sueño durante el día.
- Tener pesadillas u
- Orinarse en la cama.
- Rechinar o apretar los dientes.
- Despertarse temprano.
Muchos de los problemas que los niños tienen mientras duermen están
relacionados con hábitos irregulares de dormir o con la ansiedad de irse
a la cama y quedarse dormidos. Los desórdenes persistentes al dormir
pueden ser también síntomas de dificultades emocionales. La "ansiedad
por la separación" forma parte de una etapa crucial en el desarrollo
infantil. Para todos los niños pequeños, la hora de acostarse es la hora
de la separación. Algunos niños hacen todo lo posible por evitar la
separación a la hora de acostarse.
Sin embargo, para ayudar a minimizar estos tipos comunes de problemas
al dormir, los padres deben establecer rutinas consistentes y regular la
hora de acostarse y las rutinas de dormir para los niños. Los padres
encuentran a menudo que el bebé se duerme si lo mecen o si recibe
alimento. Sin embargo, a medida que crece, los padres deben alentarlo
para que se duerma sin mecerlo y sin alimentarlo. Si no, al niño le va a
dar mucho trabajo poder dormirse solo.
Las pesadillas son relativamente comunes durante la infancia. El niño
se acuerda de las pesadillas, las cuales generalmente conllevan fuertes
amenazas a su bienestar. Las pesadillas, que comienzan a distintas
edades, afectan a las niñas con mayor frecuencia que a los niños. Para
algunos niños/niñas, las pesadillas son serias, frecuentes e interfieren
con el descanso al dormir.
Los terrores nocturnos, el sonambulismo y el hablar dormido
constituyen un grupo relativamente raro de desórdenes del dormir llamado
"parasomnias". Los terrores nocturnos son diferentes de las pesadillas.
El niño con terrores nocturnos gritará incontrolablemente y parecerá
estar despierto, pero está confundido y no se podrá comunicar. Los
terrores nocturnos corrientemente aparecen entre los 4 y los 12 años.
Los niños sonámbulos parecen estar despiertos mientras caminan por la
casa, pero están en realidad dormidos y en peligro de hacerse daño. El
sonambulismo usualmente comienza entre los 6 y los 12 años. Tanto los
terrores nocturnos como el sonambulismo son comunes en algunas familias
y afectan a los niños más que a las niñas.
Con frecuencia, los niños con parasomnias tienen un solo episodio o
tal vez episodios esporádicos de estos desórdenes. Sin embargo, cuando
estos episodios ocurren varias veces por noche, o todas las noches por
varias semanas, o interfieren con el comportamiento del niño durante el
día, el tratamiento por un siquiatra de niños y adolescentes puede ser
necesario. Hay una gama de tratamientos disponibles.
La inversión de los períodos en que se está dormido o despierto puede
ocurrir en algunos adolescentes causando problemas con la vida
cotidiana. El sueño puede ser también perturbado por los desórdenes del
humor, el abuso de substancias, el ADHD y la ansiedad.
Afortunadamente, a medida que madura, el niño generalmente supera los
problemas comunes del dormir así como los desórdenes más severos
("parasomnias"). Sin embargo, si los padres creen que el problema es
urgente, deben de consultar al pediatra del niño o llamar directamente a
un siquiatra de niños y adolescentes.(Revisado 1/00)
El niño adoptado
En los Estados Unidos cada año se adoptan aproximadamente 120,000
niños. Los niños con incapacidades físicas, de desarrollo o emocionales,
quienes antes eran considerados no adoptables, hoy en día son adoptados
(adopciones con necesidades especiales). La adopción ayuda a muchos de
estos niños a crecer en familias permanentes en vez de en hogares
adoptivos o en instituciones.
Los padres de un niño adoptado se preguntan si deben decirle al niño
que él o ella es adoptado y cómo y cuándo deben de hacerlo. Ellos
también desean saber si existen problemas especiales o retos para los
hijos adoptivos.
Los psiquiatras de niños y adolescentes recomiendan que sean los
padres adoptivos los que le informen al niño acerca de la adopción. A
los niños se les debe de informar sobre su adopción de una manera que
ellos puedan entender.
Hay dos puntos de vista sobre cuándo se le debe de informar a un niño
que él/ella es adoptado. Muchos expertos creen que se le debe de
informar al niño en la más temprana edad posible. Este enfoque le da al
niño la oportunidad de poder aceptar la idea e integrar el concepto de
haber sido "adoptado". Otros expertos creen que el hacerle esta
revelación al niño a una edad muy temprana puede confundirlo, ya que
éste no puede entender la información. Estos expertos recomiendan que se
espere hasta que el niño sea mayor.
En ambos casos, los niños deben de enterarse de su adopción de boca
de sus padres adoptivos. Esto ayuda a que el mensaje de la adopción sea
positivo y permite que el niño confíe en sus padres. Si el niño se
entera de la adopción, intencional o accidentalmente, de boca de otra
persona que no sea uno de sus padres, el niño puede sentir ira y
desconfianza hacia sus padres y puede ver la adopción como mala o
vergonzosa, ya que se mantuvo en secreto.
Los niños adoptados querrán hablar acerca de su adopción y los padres
deben de estimular este proceso. En las librerías hay excelentes libros
de cuentos que pueden ayudar a los padres a explicarle al niño acerca de
su adopción. Los niños reaccionan de manera diferente al enterarse que
son adoptados. Sus emociones y reacciones dependen de su edad y de su
nivel de madurez. El niño puede negarse a aceptar que fue adoptado y
puede crear fantasías acerca de la adopción. Frecuentemente, los niños
adoptados se aferran a la creencia de que sus padres naturales los
dieron porque ellos eran malos o pueden creer que fueron secuestrados.
Si los padres hablan con franqueza acerca de la adopción y la presentan
de manera positiva, es menos probable que se desarrollen estas
preocupaciones.
Todos los adolescentes pasan por una etapa de lucha por su identidad,
preguntándose a sí mismos cómo ellos encajan con su familia, con sus
compañeros y con el resto del mundo. Esta lucha puede ser más intensa
para los niños adoptados de otros países o culturas. Es razonable que el
adolescente adoptado tenga un marcado interés en sus padres naturales.
Esta curiosidad expresada es común y no quiere decir que él o ella esté
rechazando a los padres adoptivos. Algunos adolescentes pueden desear
conocer la identidad de sus padres naturales. Los padres adoptivos
pueden responderle al adolescente dejándole saber que es correcto y
natural tener ese interés y preguntas, y cuando pregunten se les debe
dar, con tacto y apoyo, la información acerca de su familia natural.
Algunos padres adoptivos con frecuencia tienen preguntas acerca de
cómo tratar con las circunstancias de la adopción. Estos padres
necesitan el apoyo de profesionales de la salud y de la salud mental.
Algunos niños adoptados puede desarrollar problemas emocionales y de
comportamiento. Estos problemas pueden ser o no ser resultado de las
inseguridades y asuntos relacionadas con el haber sido adoptados. Si los
padres tienen inquietudes, ellos deben de buscar ayuda profesional. Los
niños que están preocupados con su adopción deben también ser evaluados.
Un psiquiatra de niños y adolescentes puede ayudar al niño y a los
padres adoptivos a determinar si se necesita o no ayuda profesional.
(Revisado 4/99)
El niño deprimido
No son sólo los adultos los que se deprimen. Los niños y los
adolescentes pueden sufrir también de depresión, que es una enfermedad
tratable. La depresión se define como una enfermedad cuando la condición
depresiva persiste e interfiere con la habilidad de funcionar del niño o
del adolescente.
Aproximadamente el 5 por ciento de los niños y adolescentes de la
población general padece de depresión en algún momento. Los niños que
viven con mucha tensión, que han experimentado una pérdida o que tienen
desórdenes de la atención, del aprendizaje o de la conducta corren mayor
riesgo de sufrir depresión. La depresión tiende a correr en las
familias.
El comportamiento de los niños y adolescentes deprimidos es diferente
al comportamiento de los adultos deprimidos. Los psiquiatras de niños y
adolescentes le recomiendan a los padres que estén atentos a síntomas de
depresión que puedan presentar sus niños.
Los padres deben de buscar ayuda si uno o más de los siguientes
síntomas de depresión persisten:
- Tristeza persistente, lloriqueo y llanto profuso
- Desesperanza
- Pérdida de interés en sus actividades favoritas; o
inhabilidad para disfrutar de las actividades favoritas
previas
- Aburrimiento persistente y falta de energía
- Aislamiento social, comunicación pobre
- Baja autoestima y culpabilidad
- Sensibilidad extrema hacia el rechazo y el fracaso
- Aumento en la dificultad de relacionarse, coraje u
hostilidad
- Dificultad en sus relaciones
- Quejas frecuentes de enfermedades físicas, tales como
dolor de
- Ausencias frecuentes de la escuela y deterioro en los
estudios cabeza o de estómago
- Concentración pobre
- Cambios notables en los patrones de comer y de dormir
- Hablar de o tratar de escaparse de la casa
- Pensamientos o expresiones suicidas o comportamiento
autodestructivo
Un niño que jugaba a menudo con sus amigos empieza a
pasarse la mayor parte del tiempo solo y pierde interés por todo. Las
cosas de las que disfrutaba previamente ya no le dan placer al niño
deprimido. Los niños y adolescentes deprimidos dicen a veces que
quisieran estar muertos o pueden hablar del suicidio. Los adolescentes
deprimidos pueden abusar del alcohol o de otras drogas tratando de
sentirse mejor.
Los niños y adolescentes que se portan mal en la casa y en la escuela
pueden estar sufriendo de depresión sin que nadie se dé cuenta de ello.
Los padres y los maestros no se dan cuenta de que la mala conducta es un
síntoma de depresión porque estos niños no siempre dan la impresión de
estar tristes. Sin embargo, si se les pregunta directamente, los niños
algunas veces admiten que están tristes o que son infelices.
El diagnóstico y tratamiento temprano de la depresión es esencial
para los niños deprimidos. Esta es una enfermedad real que requiere
ayuda profesional. Un tratamiento comprensivo a menudo incluye ambas
terapias, individual y de familia. Puede también incluir el uso de
medicamentos antidepresivos. Para ayudarles, los padres deben pedirle a
su médico de familia que los refiera a un psiquiatra de niños y
adolescentes, quien puede diagnosticar y tratar la depresión en niños y
adolescentes.(Revisado 9/98)
Embarazo en adolescentes
Los niños nacidos en los Estados Unidos a madres adolescentes corren
el riesgo de tener problemas a larga duración en muchos aspectos
importantes de la vida, incluyendo el fracaso en la escuela, la pobreza
y las enfermedades físicas o mentales. Las madres adolescentes también
corren el riesgo de tener ellas mismas estos problemas.
El embarazo durante la adolescencia presenta normalmente una crisis
para la niña que está en estado y para su familia. Las reacciones más
comunes incluyen la ira, la culpabilidad y el negarse a admitir el
problema. Si el padre es joven también y se involucra, es posible que
las mismas reacciones ocurran con su familia.
Las adolescentes que están embarazadas pueden privarse de asistencia
médica durante su embarazo, lo que resulta en un riesgo mayor de tener
complicaciones médicas. Estas adolescentes necesitan comprensión
especial, atención médica e instrucción—especialmente acerca de la
nutrición, las infecciones, el abuso de substancias y las complicaciones
del embarazo. También necesitan aprender que fumar, tomar bebidas
alcohólicas y usar drogas pueden hacerle daño al feto que se está
desarrollando. Todas las adolescentes embarazadas deben de recibir
atención médica durante la primera etapa del embarazo.
Las adolescentes embarazadas pueden tener diferentes tipos de
reacciones emocionales:
- puede que algunas no quieran tener el bebé
- lo pueden querer de manera confusa e idealizada
- otras adolescentes pueden ver la creación de otra vida como un
logro extraordinario, pero sin darse cuenta de las responsabilidades
que esto conlleva
- algunas pueden querer quedarse con el bebé para complacer a otro
miembro de la familia
- algunas pueden querer al bebé por tener alguien a quien amar, pero
no se dan cuenta de la cantidad de atención que requiere la criatura
- muchas no pueden anticipar que ese bebé tan adorable puede hacer
demandas constantes o ser muy irritante
- algunas se sienten abrumadas por la culpabilidad, la ansiedad y el
miedo al futuro
- la depresión es muy común entre las adolescentes embarazadas.
Puede haber momentos en los que las reacciones emocionales y el
estado mental requieran que se refiera a un profesional de la salud
cualificado.
Los bebés nacidos a adolescentes corren el riesgo de ser abandonados
y abusados porque la madres jóvenes no saben cómo criarlos y están muy
frustradas por las demandas constantes del cuidado de los pequeños. Los
padres de adolescentes pueden prevenir los embarazos de sus hijas
mediante una comunicación abierta y si les dan consejos acerca de la
sexualidad, anticoncepción y de los riesgos y las responsabilidades que
conllevan las relaciones sexuales y el embarazo. Algunas adolescentes
tienen que dejar de ir a la escuela para tener al bebé y luego no
regresan. Así, la adolescente embarazada pierde la oportunidad de
aprender las destrezas necesarias para obtener empleo y para sobrevivir
en el mundo de los adultos. Las clases en la escuela acerca de la vida
en familia y la educación sexual, así como las clínicas que ofrecen
información a los jóvenes acerca de la reproducción y el control de la
natalidad, pueden también ayudar a prevenir el embarazo no deseado.
Si la adolescente queda embarazada, es imperativo que tanto ella como
su familia reciban consejería sincera y sensitiva acerca de las opciones
disponibles, desde el aborto hasta dar en adopción al bebé. Deben
existir sistemas de apoyo especiales, incluyendo consultas a un
siquiatra de niños y adolescentes cuando sea necesario, que ayuden a la
joven durante el embarazo, en el momento de dar a luz y en el de tomar
la decisión de quedarse con el bebé o darlo en adopción.(Revisado 1/00)
Retraso mental en niños
El término "retraso mental" no se comprende bien y se ve de manera
despectiva. Algunos piensan que la retardación mental se diagnostica
sólo a base de un cociente de inteligencia (I.Q.) mucho más bajo de lo
normal y que las personas retrasadas no pueden aprender a ocuparse de sí
mismos. En realidad, para ser diagnosticado como retrasado mental, la
persona tiene que tener ambos, un I.Q. significativamente bajo y
problemas considerables en su adaptación a la vida diaria. Sin embargo,
la mayoría de los niños que son retrasados pueden aprender muchas cosas
y al llegar a adultos pueden vivir de una manera parcialmente
independiente. Lo que es más importante, pueden disfrutar de la vida al
igual que todo el mundo.
En el pasado, se les aconsejaba a los padres que pusieran a los niños
con una retardación significativa en una institución. Hoy en día esto no
se recomienda. La meta es que el niño con retardación mental se mantenga
junto a la familia y tome parte en las actividades de la comunidad. En
la mayoría de los estados, la ley les garantiza servicios educativos y
otros pagados por el gobierno.
El retraso mental puede estar complicado por otros problemas físicos
y emocionales. Puede ser que el niño tenga dificultad para ver, oír o
hablar. Todos estos problemas pueden reducir el potencial del niño.
Es muy importante que se someta al niño a una evaluación minuciosa
para determinar cuáles son sus dificultades así como sus puntos fuertes.
Ya que no hay un solo profesional que posea todas las destrezas
necesarias, pueden envolverse varios profesionales. Deben de hacerse
exámenes médicos generales al igual que varias pruebas especializadas de
neurología (del sistema nervioso), de psicología, de psiquiatría, de
educación especial, del oído, del habla, de la vista, y de terapia
física, las cuales son de ayuda. El pediatra o el siquiatra de niños y
adolescentes a menudo coordina todas estas pruebas.
Estos médicos refieren al niño a los especialistas para las pruebas
necesarias y las consultas, agrupan los resultados y junto a la familia
y a la escuela, desarrollan un plan integral de tratamiento y educación.
Los desórdenes emocionales y del comportamiento pueden estar
asociados a la retardación mental y pueden interferir con el progreso
del niño. La mayor parte de los niños retrasados se dan cuenta de que
ellos están bajo el nivel de otros niños de su misma edad. Algunos se
sienten frustrados, retraídos o ansiosos, o se portan "mal" para atraer
la atención de otros niños y de los adultos. Los adolescentes y jóvenes
con retardación pueden deprimirse. Estas personas probablemente no
tienen las destrezas lingüísticas para expresar lo que sienten, y su
depresión se manifiesta a través de nuevos problemas, sea en su
comportamiento o en sus hábitos de comer o de dormir.
Un diagnóstico a tiempo de la presencia de desórdenes siquiátricos en
los jóvenes con retardación mental puede resultar en un tratamiento
oportuno. Los medicamentos son una parte del tratamiento global y del
manejo de los niños con retardación mental.
Las consultas periódicas con un siquiatra de niños y adolescentes
pueden ayudar a la familia a establecer las expectativas apropiadas, los
límites, las oportunidades para triunfar y otras medidas que ayudarán al
niño retardado a manejar el estrés relacionado con el
crecimiento.(Revisado 8/99)
Enuresis (el niño que se orina en la cama)
La mayor parte de los niños comienzan a mantenerse secos en la cama
durante la noche cuando tienen alrededor tres años de edad. Cuando un
niño se sigue orinando en la cama después de los tres años mientras
duerme, enuresis nocturna, los padres se inquietan.
Los médicos enfatizan que la enuresis no es una enfermedad, sino un
síntoma bastante común. Accidentes ocasionales pueden ocurrir,
particularmente cuando el niño está enfermo. Se presentan algunos datos
que los padres deben saber acerca de la enuresis:
- Aproximadamente un 15 por ciento de los niños mayores de los tres
años se orinan en la cama mientras duermen.
- Muchos más niños que niñas se orinan en la cama.
- La enuresis puede ser común en la familia.
- Generalmente la enuresis cesa en la pubertad.
- La mayoría de los niños que se orinan en la cama no tienen
problemas emocionales.
El orinarse en la cama persistentemente después de los tres o cuatro
años raramente significa que el niño tiene un problema de los riñones o
de la vejiga. Algunas veces puede estar relacionado con un desorden del
dormir. En la mayoría de los casos, es el resultado de un desarrollo más
lento que lo normal del control de la vejiga. La enuresis también puede
ser el resultado de emociones y tensiones en el niño que requieren
atención.
La enuresis puede tener un sinnúmero de causas emocionales. Por
ejemplo, cuando un niño pequeño comienza otra vez a orinarse en la cama
después de meses o años de no hacerlo, se sospecha que estos síntomas
puedan ser causados por nuevos temores o inseguridades. Esto puede
suceder después de algunos cambios o eventos que lo hagan sentirse
inseguro: el traslado de la familia a un nuevo ambiente, la pérdida de
un miembro de la familia o de un ser querido, o especialmente la
presencia de un nuevo bebé o niño en la familia. A veces la enuresis
vuelve a comenzar después de un período en el que el niño ha estado
seco, ya que el proceso original de aprendizaje de ir al baño le causó
demasiado estrés.
Los padres deben de recordar que los niños no se orinan en la cama a
propósito y que por lo general les da vergüenza cuando esto sucede. En
vez de hacer que el niño piense que es travieso o se sienta avergonzado,
los padres tienen que alentarlo y demostrarle confianza de que pronto
logrará dormir la noche entera manteniéndose seco. Los consejos del
pediatra a menudo pueden ser muy útiles.
Los padres pueden ayudar a los niños que se orinan en la cama de la
siguiente manera:
- Limitándoles los líquidos que toman antes de acostarse.
- Estimulándolos para que vayan al baño antes de acostarse.
- Elogiándolos las mañanas que amanecen secos.
- Evitándoles los castigos.
- Despertándolos durante la noche para que puedan vaciar su vejiga.
En algunos casos raros, el problema de la enuresis no puede ser
resuelto ni por los padres, ni por el médico de familia, ni por el
pediatra. A veces el niño muestra síntomas de problemas emocionales,
tales como la tristeza o la irritabilidad constante, o un cambio en el
apetito o en los hábitos de dormir. En estos casos los padres deben de
hablar con un siquiatra de niños y adolescentes, quien podrá evaluar los
problemas físicos y emocionales que puedan estar causando la enuresis y
quien podrá ayudar al niño y a sus padres a resolver estos problemas. El
tratamiento para la enuresis incluye instrumentos para acondicionar el
comportamiento (almohadilla zumbadora) y/o medicamentos. Algunos
ejemplos de los medicamentos usados incluyen los rociadores nasales de
hormonas antidiuréticos y el medicamento antidepresivo imipramina.(Revisado
5/99)
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